Espiña Álvarez, José

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Mapa de situación del concejo

Mapa de situación del concejo de San Martín del Rey Aurelio. Asturias.

Escudo del concejo

Escudo del concejo de San Martín del Rey Aurelio. Asturias.

Descripción

El sacerdote José Espiña Álvarez, ex párroco de Llaranes (barrio de la villa asturiana de Avilés y también de San Tirso el Real, en Oviedo (capital de Asturias), nació en Sotrondio (capital del concejo o municipio asturiano de San Martín del Rey Aurelio) el 23 de septiembre de 1925.

Considerado por personas cercanas a él como un espléndido escritor y un gran intelectual, fue vicario de la zona norte y párroco entre 1961 y 1980 de Santa Bárbara de Llaranes, contribuyendo decisivamente a adaptarla al Concilio Vaticano II.

Además, ejerció la docencia durante años en el colegio femenino María Milagrosa de Llaranes, barrio creado para alojar a los trabajadores de la entonces empresa siderúrgica Ensidesa.

Su siguiente y último destino fue como titular de la parroquia de San Tirso el Real, cuyo iglesia está ubicada en la ovetense plaza de la Catedral. Aquí estuvo quince años.

Como escritor, colaboró mensualmente en la revista de Ensidesa, impulsó la Hoja Diocesana de Asturias y puso en marcha la hoja parroquial de Llaranes, ésta de periodicidad mensual.

Falleció el 17 de octubre de 2010 en Oviedo.

IN MEMORIAM

  • Autor: Javier Gómez Cuesta*, párroco de San Pedro Apóstol de Gijón (Asturias).

Comprobé esta cualidad suya, este sentido común para sopesar las cosas haciendo un buen discernimiento y afrontar situaciones pastorales nuevas o difíciles, en un momento critico de la historia última de Avilés. Fue durante el estallido de la primera huelga en Ensidesa, en enero de 1976. En aquellos años anteriores a la transición política, era frecuente que los conflictos acabasen con encierros en las iglesias, únicos lugares donde los obreros podían hacer este gesto de protesta y reclamo de atención. El domingo, día 25, en la misa de la tarde, había en el templo de Sabugo un número llamativo de personas. Los obreros habían decido encerrarse. Lo mismo en la parroquia de Llaranes, el barrio de la empresa que se consideraba modelo. Inesperadamente habían saltado los fusibles. Yo llevaba poco más de tres meses en Santo Tomás como cura regente, ya que vivía, aunque con la salud muy resquebrajada, don Mateo Valdueza.

 

Ante mis dudas sobre cómo actuar, llamé enseguida a don José Espiña. Su sensatez, experiencia, sentido pastoral y claridad en el planteamiento me hicieron sentirme seguro ante las decisiones que tomamos. Al final, entre varios párrocos de la ciudad, redactamos un documento que fue leído al domingo siguiente. Levantó algunas protestas, pero fue bien entendido.

Espiña, como amigablemente le llamábamos, fue un hombre de muchas cualidades, discreto, inteligente, de palabra, muy responsable. Posiblemente fue esto, lo que hizo que fuera nombrado segundo administrador (ecónomo, en el argot eclesiástico) del Seminario un año antes de ordenarse sacerdote el día 8 de abril de 1950. Había nacido en Sotrondio el 23 de septiembre de 1925. Después de un año largo en este oficio tedioso del telonio financiero pasó a ser coadjutor de la parroquia señera de San Tirso en la que era párroco don Feliciano Redondo, toda una institución como arcipreste de Oviedo, que hizo la distribución parroquial de la ciudad, hombre de saber amplio en historia y en teología moral y de actuar lento pero seguro.

Don José Espiña siempre le reconoció cariñosamente como su gran maestro. Avilés crecía desmesuradamente. De ser una villa idílica, «la pequeña Atenas del Norte», saltó a ser una populosa ciudad industrial. Había tenido la suerte de ser elegida sede de la gran empresa siderúrgica nacional que iba a pilotar el momento del desarrollo industrial español. Con la visión social de entonces, la empresa edificaba y ofrecía un poblado modélico para sus productores, con todos los servicios, en el que incluía colegios con religiosos, los salesianos y las Hijas de la Caridad y también la parroquia que denominaron de San Bárbara. Fue inaugurada en 1957, al mismo tiempo que la gran factoría, llamada popularmente «La Fabricona».

El primer trabajo pastoral, con la obra en ciernes, la había comenzado don José Borbolla, hombre trabajador, de gran espíritu apostólico, que inició allí, además de la comunidad parroquial, los grupos de Acción Católica de la JOC y la HOAC, de tanta trascendencia social y política, con el sacerdote sociólogo Óscar Iturrioz. Avilés era como el nuevo mundo de la pastoral diocesana. Tan es así, que el Arzobispo don Segundo creó allí una pro-vicaría para dar respuesta a las necesidades e iniciativas que surgían.

La población crecía de día en día. Venían, en busca de trabajo, de otras regiones de España. Los avilesinos dieron un gran ejemplo de acogida, solidaridad e integración. Las parroquias fueron verdaderos centros sociales para resolver los problemas humanos de toda índole. Se necesitaba savia nueva. Y, para Llaranes, por circunstancias personales de Pepe Borbolla, en febrero de 1960, fue designado Espiña. Fueron veinte años intensos, espléndidos, construyendo una parroquia modelo.

Dos actitudes suyas destacaría. Una, su clave conciliar. Asumió y trasvasó el concilio Vaticano II a su parroquia. Tuvo un gran interés en conocer y reflexionar sobre el espíritu y la doctrina conciliar. Acudía cada lunes, juntamente con José Luis Argüelles, párroco de La Luz, y José Antonio, párroco de San José Obrero de La Maruca, indefectiblemente, a la formación permanente que, con altura y categoría, se impartía en la Casa Sacerdotal de Oviedo. Un trío de amigos distintos pero incondicionales.

Su otra cualidad, fue su independencia y su libertad en una parroquia que había nacido bajo la protección y patronazgo de la empresa. Supo bien cuál era su labor como cura y nunca se calló ante lo que debía decir y supo decirlo; no cayó tampoco en socialismos baratos. Ahí está su hoja parroquial para demostrarlo. Dotado con cualidades literarias, tenía ingenio y chispa en sus escritos, con los que llegó a colaborar en la hoja diocesana «Esta Hora». Sus cualidades humanas y su buena preparación le hicieron que fuera considerado líder de un amplio grupo de sacerdotes inquietos por una pastoral más social y cercana a los problemas de los barrios. Por ello, fue elegido para Vicario de la Zona Norte, la más industrial.

Llegó un tiempo en que pensó que necesitaba cambio. San Tirso y sus años jóvenes inquietos y creativos se le habían quedado grabados en el corazón. Allí volvió juntamente con su madre, santísima mujer que vivió con él muchos años hasta su muerte. Esta última etapa, que se extendió durante quince años, la ocupó en esa pastoral incierta de dar vida a la más veterana parroquia ovetense, llena de historia y de años, con una feligresía de personas mayores.

Abrió, con todos los asesoramientos requeridos, la nueva puerta del templo que tantos comentarios levantó y lo dotó con un nuevo órgano musical. Cuando lo creyó oportuno, tuvo la sensatez de saberse retirar a la Casa Sacerdotal. Con 60 años honrados de servicio sacerdotal tiene merecido el descanso en esa casa grande del Padre.

Nota:

(*) Este artículo fue publicado también por su autor en el diario La Nueva España de Oviedo con fecha martes 19 de octubre de 2010 y título Don José Espiña, la sensatez pastoral.

Concejo de San Martín del Rey Aurelio

Río Nalón, pozos y castilletes, minería y paisaje, montaña y valle, buena cocina para animar el otoño asturiano, un museo de la minería y la industria, y gentes de corazón puro… Así es San Martín del Rey Aurelio.

Los concejos (municipios) que limitan con el Concejo de San Martín del Rey Aurelio son: Bimenes, Langreo, Laviana, Mieres y Siero. Cada uno de estos concejos (municipios) comparte fronteras geográficas con San Martín del Rey Aurelio, lo que implica que comparten límites territoriales y pueden tener interacciones políticas, sociales y económicas entre ellos.

Comarca del Valle del Nalón

Carbonífero y minería, castilletes y museos que rememoran un pasado de industria, movimiento obrero, revolución tecnológica y kilómetro Europeo de la Cultura. En la zona alta, el Nalón —el río más largo de Asturias—, y el Parque Natural de Redes, Reserva de la Biosfera, son el contrapunto más natural.

La comarca está conformada por uno o varios concejos (municipios). En este caso: Caso, Langreo, Laviana, San Martín del Rey Aurelio y Sobrescobio. Los concejos representan las divisiones administrativas dentro de la comarca y son responsables de la gestión de los asuntos locales en cada municipio.

Conocer Asturias

«La preparación de la fabada asturiana es todo un arte. Comienza con la selección de las mejores fabas, que deben ser de tamaño grande, suaves y tiernas. Estas fabas se dejan en remojo durante toda la noche para ablandarlas y facilitar su cocción. Al día siguiente, se cocinan las fabas en una pota grande junto con el chorizo, la morcilla, la panceta y, a veces, el lacón o el tocino. La cocción lenta y prolongada es fundamental para que los sabores se mezclen y se desarrollen plenamente.»

Resumen

Clasificación: Reseñas históricas

Clase: Religión

Tipo: Religiosos

Comunidad autónoma: Principado de Asturias

Provincia: Asturias

Municipio: San Martín del Rey Aurelio

Parroquia: Samartín

Entidad: Sotrondio

Zona: Centro de Asturias

Situación: Montaña de Asturias

Comarca: Comarca del Valle del Nalón

Dirección: Sotrondio

Código postal: 33950

Web del municipio: San Martín del Rey Aurelio

E-mail: Oficina de turismo

E-mail: Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio

Dirección

Dirección postal: 33950 › Sotrondio • Sotrondio › Samartín › San Martín del Rey Aurelio › Asturias.
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